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El deber de reincidencia del artista en el marco de asunción de desobediencia como posicionamientoes una obra conceptual y teórica que alberga la fusión, reactivación y conclusión de diversas obras procesuales de Abel Azcona. Mediante una selección de piezas que han sido perseguidas y censuradas y la reinterpretación de las mismas, el artista Abel Azcona plantea un discurso en el que debe prevalecer la coherencia en la figura de desobediencia. |
Al reactivar cada una de las obras performativas se realizaba un estudio in-situ en torno a la repetición de gestos y acciones radicales e inmateriales, suponiendo un giro hacia el espacio artístico como museo postmoderno, centrado en la producción de hechos o acontecimientos como obra, o bien, hacia el museo tardo-moderno, muy consciente de que las narraciones de la historia del arte sobrepasan el formato expositivo y por ello suma estas prácticas al objeto artístico tradicional. |
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Con El deber de reincidencia del artista en el marco de asunción de desobediencia como posicionamiento, la experiencia acontecida se insertó en la cotidianidad de los participantes, del espacio y de las ciudades elegidas. Pudiendo destacar la importancia de la utilización de los cuerpos sincronizados, del artista y de los participantes, en el marco de una práctica entendida como necesidad de catarsis y denuncia. En el desarrollo teórico y práctico se incluye el relato de la experiencia vital del propio Azcona, en coherencia con cada uno de los hechos denunciados en las obras, además de la carga experiencias y vital de cada uno de los invitados a activar cada una de las piezas. Abel Azcona y su obra artística han sido perseguidas de diversas formas, envueltas en polémica y diferentes procesos judiciales. Las primeras acciones generadas en las calles de su ciudad adoptiva – Pamplona – en 2005 ya fueron perseguidas y el artista detenido en distintas ocasiones. |
La obra exigía memoria y reparación para las víctimas del bando republicano y, al ser expuesta en el interior del monumento construido con el fin de exaltar a Franco, Mola y Sanjurjo, fue considerado claro enaltecimiento al terrorismo y una de las más “graves ofensas nacionales de la historia de España” por sectores conservadores.
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La mayoría de obras reactivadas en la idea del deber de reincidencia del artista en el marco de asunción de desobediencia como posicionamiento fueron activadas con la colaboración de decenas de voluntarios que recibieron formación de Azcona en torno al arte como medio crítico, político y de disidencia. Al presentar el Tribunal de Justicia de Barcelona una orden judicial de búsqueda y captura contra el artista, al no declarar hasta en tres ocasiones, Azcona decidió exiliarse e instalarse en Portugal, en la ciudad de Lisboa, en el año 2019, lo que no ha impedido inaugurar muestras expositivas y obras críticas en el país español, algunas de ellas demandadas de nuevo, dentro de la idea curatorial del deber de reincidencia. |
Las obras La Caída y el Secuestro de Francisco Franco Bahamonde, nacidas para ejercer una crítica sobre la figura del dictador, han sido reactivada en varias en ocasiones en El deber de reincidencia del artista en el marco de asunción de desobediencia como posicionamiento al haber sido protagonistas de persecuciones y denuncias por la Fundación Francisco Franco, demandante contra Azcona por ofensa y enaltecimiento del terrorismo, amenazas a través de sus redes y declaraciones en contra de Azcona, llamándolo terrorista y antipatriótico. Una de las organizaciones fue la organización paramilitar Al-Qaeda, Estado Islámico de Irak y el Levante y otras entidades fundamentalistas de corte islámico. Todas ellas publicaron amenazas explicitas contra Azcona durante los años 2011 y 2012 por obras como La Ingesta, crítica con el integrismo, imposibilitando al artista exponer y viajar a diferentes países como consecuencia de las amenazas. Dos años que supusieron viajar con continua protección y riesgo vital para Azcona. Las obras amenazadas fueron inauguradas previamente en Berlín y posteriormente en Copenhague, en el museo Krudttønden, donde Azcona fundó un colectivo junto a otros artistas como Lars Vilks y Bjørn Nørgaard, perseguidos y amenazados por sus creaciones, con el escritor Salman Rushdie o el caricaturista Charb, asesinado en el atentado contra Charlie Hebdo. Hasta que, en el año 2015, el edificio Kruttønden fue tiroteado y cuatro participantes del evento murieron por el atentado terrorista de Copenhague. Desde entonces, la obra amenazada, comprada y cedida por un coleccionista danés, permanece en el museo. Debido a las amenazas, el ataque terrorista y la persecución por la obra, esta fue repetida en varias ocasiones en el contexto de las muestras creadas en el marco del deber de reincidencia. La obra La Vergüenza, perseguida y denunciada por el estado del Estado de Israel, prohibiendo la entrada a Azcona en el país y declarandolo sujeto indeseable, es una de las piezas activadas y expuestas, mediante nuevas fusiones del Muro de Berlín y el Muro de Cisjordania en diferentes exposiciones. Otras obras como Political Disorder, donde Abel Azcona se afiliaba a multitud de partidos políticos españoles e internacionales como el Front Nacional, Ciudadanos, o Falange Española, por ser perseguida y criticada por políticos relacionados con el partido político republicano de Donald Trump y por el partido político de ultraderecha español VOX duramente al ser considerada una provocación y una burla hacia sus ideologías, fue incluidas y reactivada por el propio Azcona con nuevas afiliaciones a partidos de los que ya había sido expulsado con anterioridad. Nuevas pintadas de España os Pide Perdón, pieza denunciada por entidades y partidos políticos de extrema derecha según los que la pieza ataca el orgullo español, expuesta en veinte países latinoamericanos, en las ciudades donde se expone El deber de reincidencia del artista en el marco de asunción de desobediencia como posicionamiento. Otras piezas perseguidas son activadas de nuevo por el deber de reincidencia, como la obra censurada en Miami, donde niños portaban armas de fuego en una performance de Azcona contra el uso de armas en el país. Por ser atacado el edificio, rompiendo y sustrayendo piezas al ser exhibida la obra Enterrados en el interior del Monumento a los Caídos de Pamplona, teniendo Azcona que ser escoltado en varias ocasiones al llevar uno de los atacantes un arma de fuego, fue una de las obras reactivadas. Así como El Condenado a Vida, obra que denuncia del abuso y el maltrato infantil, censurada en el marco de la Bienal de Asia, cancelada al momento de ser inaugurada al ser crítica con el posicionamiento del país de celebración en cuestión: Bangladés. Cientos de personas participaron en la reactivación de las obras perseguidas en diferentes ciudades. Espacio Tangente de Burgos, Espacio Incógnita de Murcia, La Eléctrica de Palma de Mallorca fueron algunos de los espacios donde se realizaron las muestras retrospectivas con todas las piezas perseguidas reactivadas. |
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